Moralmente, jugadores y afición salieron muy tocados de Miranda, tanto por el resultado como por la clasificación. Sea cuestión de suerte o no, los rivales directos ganan cuando el Almería cede tres puntos. El descanso no sirvió para cambiar la trayectoria del partido, siguió cuesta abajo para el Mirandés y cada vez más empinado para los de Javi Gracia. La sensación de impotencia que da perder contra un rival inferior en la inmensa mayoría de facetas, que temía el empate a pesar de las escasas llegadas rojiblancas se quedó reflejada en el medio centenar de aficionados que viajaron a Miranda de Ebro. Los jugadores, conscientes de que no fue su tarde, optaron por mandar mensajes de optimismo. Hay que levantar la moral de la tropa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario