Los nervios devoran al Racing
El Mirandés sacó más provecho a un mal partido en el que el árbitro condenó a los de Viadero
Un animal herido siempre es peligroso. Un equipo dañado, también. Más aún cuando las cicatrices llegan por dos costados distintos. El primero, las lesiones. El segundo, la dolorosa y sonrojante eliminación en la Copa a primeras de cambio. Sin embargo, al Racing este domingo el ansia de recuperarse se le pasó de rosca. Las ganas y el orgullo se transformaron en nervios y un profundo estado de desquiciamiento colectivo. Todo ello en un momento importante, en un duelo directo contra el máximo enemigo que a los cántabros les ha pillado demasiado pronto. Aún hay muchas cosas por corregir. Los burgaleses, a día de hoy, demostraron ser más sólidos que los montañeses, aunque los locales tuviesen ocasiones de sobra para haberse llevado el triunfo. El colegiado de la contienda hizo el resto.
La alineación de Ángel Viadero fue una declaración de fortaleza. O, al menos, una forma de esconder las debilidades. Gonzalo, Regalón, Borja Granero y Dani Aquino, que pasaron gran parte de la semana como inquilinos de la enfermería, entraron en el once titular, aún a riesgo de recaer de sus dolencias. El envite, ante el a priori gran rival racinguista en la lucha por el título, requería de un esfuerzo extra. Al final, César Díaz, que se quedó en la grada, fue el único damnificado por la plaga de lesiones.
El Racing acumuló posesiones largas en los primeros minutos, ante un Mirandés agazapado. A la espera. Así, los cántabros dispusieron de una ocasión clara para adelantarse. Borja Granero, con un salto poderoso, se elevó sobre la nube de futbolistas que aguardaba el saque de esquina de Héber. Su cabezazo no encontró portería por muy poco.
El equipo de Pablo Alfaro salió de su letargo e intentó aprovechar los espacios dejados por un, de momento, poco consistente entramado defensivo racinguista. Falta orden entre las diferentes líneas. Los burgaleses tuvieron dos acercamientos peligrosos. Un centro de Paris desde la derecha no encontró rematador en boca de gol. Y, poco después, un error de Gonzalo en el despeje habilitó a Cervero. El ariete rojillo, a la media vuelta, disparó, pero Iván Crespo se estiró lo suficiente como para evitar el gol.
0Racing
Iván Crespo, Córcoles, Regalón, Gonzalo, Julen Castañeda, Óscar Fernández (Juanjo, min. 74), Borja Granero (Álex García, min. 55), Quique Rivero, Héber, Javi Cobo (Antonio Tomás, min. 68) y Dani Aquino.
1Mirandés
Limones, Paris, Kijera, Israel Puerto, Melli, Albistegi, Yanis, Rúper, Cervero (David Prieto, min. 87), Borja Sánchez (Igor Martínez, min. 57)y Antonio Romero (Pito Camacho, min. 81).
- GOLES
- 0-1, min. 48: Cervero, de penalti.
- ÁRBITRO
- Palencia Caballero (Comité Vasco). Amonestó a a los locales Córcoles, Álex García, Héber y Julen Castañeda y a los visitantes Borja Sánchez, Melli, Israel Puerto, Pito Camacho y Paris. Expulsó con roja directa a Antonio Tomás y al entrenador de porteros racinguista, Javier Pinillos.
- INCIDENCIAS
- Campos de Sport de El Sardinero. En tarde nubosa, que acabó con lluvia, y césped en buen estado.
- EL PÚBLICO
- 8.126 espectadores en las gradas según los datos facilitados por el Racing. De ellos, unos 300 seguidores del Mirandés desplazados hasta Santander.
El Racing pasaba apuros atras, pero llevaba peligro cuando cruzaba la línea divisoria del centro del campo. Especialmente por la banda izquierda, donde Héber ya había sacado dos tarjetas para sus marcadores. El gallego vio el acertado desmarque de Óscar Fernández y envió la pelota, con rosca, a la espalda de la zaga. El de Piélagos se lanzó al suelo para contactar, pero el golpeó resultó demasiado centrado y Limones exhibió sus reflejos para evitar el gol.
Cervero es uno de esos futbolistas que mete miedo a las defensas hasta disfrazado de oso de peluche. Dentro del área, lo hace terriblemente fácil, y el Mirandés se aprovecha de ello. El ovetense volvió a estar cerca del gol en un cabezazo inapelable que se marchó silbando al larguero.
Pese a los acercamientos del Racing y su talento en la parte de arriba, el Mirandés se fue haciendo fuerte mientras los de Viadero parecían cada vez más ansiosos, algo acrecentado por la impaciencia de un sector de la grada por la intención verdiblanca de sacar el balón jugado desde atrás. La última ocasión del primer tiempo, a cargo de Dani Aquino, fue fiel reflejo. En una contra local, el murciano se precipitó al buscar un disparo lejano. Aún así, estuvo a punto de marcar, ya que el balón rozó la cruceta. Una tila en el descanso no iba a venir mal.
Pero, de repente, nada más salir de los vestuarios, el colegiado vio un penalti de esos que no se pitan prácticamente nunca. Esta vez, el árbitro vasco creyó oportuno señalar como pena máxima un forcejeo de Gonzalo dentro del área a la espera de un córner que condicionó el resto del choque –después hubo uno exactamente igual a Dani Aquino que, esta vez, no entró dentro de la definición de penalti–. Cervero, quién si no, transformó el lanzamiento, antes de encender a todo el estadio con su innecesaria celebración.
Desquiciado, el Racing se marchó a por el empate. Óscar Fernández tuvo una doble ocasión clarísima. Si en Gernika hizo lo más difícil, ayer falló lo sencillo. Tras una gran jugada de Javi Cobo, el extremo se quedó solo en el área. Primero tiró a dar a Limones y, después, el rechace estuvo cerca de colarlo en la meta burgalesa.
Ángel Viadero tiro de los recién llegados veteranos y la apuesta no le salió bien. Dio entrada a Álex García, que fue recibido con silbidos pese a pedir perdón a su llegada. La situación no cambió y el Racing se fue deshaciendo como un azucarillo ante un Mirandés cada vez más cómodo con la situación y el arbitraje. Ayer, para los de Viadero, era que ‘no’. Sobre todo para Óscar, quien a la media vuelta volvió a probar a Limones. Al futbolista cántabro el partido le supo a cítrico. El meta volvió a intervenir con acierto. Quique Rivero, en la segunda opción, no pudo sacar un remate certero.
El Racing trató de agotar sus últimas fuerzas en intentar la igualada. En busca del empate ante un rival metido ya en su área para defender la renta. Las entradas de Juanjo y Antonio Tomás dejaron detalles, pero nada decisivo. Nadie de los que vestía de verdiblanco se iba a convertir en protagonista. Ni siquiera de los de rojo. El colegiado se erigió en auténtico centro de atención en los últimos minutos de la contienda.
El árbitro vasco, Palencia Caballero, volvió a ver cosas dentro del área antes de un saque de esquina y expulsó con roja directa a Antonio Tomás por una presunta agresión sobre el meta Limones. La acción desató las iras de la parroquia local y sentenció al Racing de forma prácticamente definitiva. Pero, en los cinco minutos de añadido –o en lo poco que se pudo jugar de ellos–, aún hubo tiempo para más. A continuación, Héber se internó por la derecha y encaró el área. Fue derribado antes de cruzar la línea. El juez estimó que el gallego se había tirado al suelo y zanjó la jugada con una amonestación.
El Racing cerró así una semana muy dolorosa. En la cuneta en la Copa y zarandeado por su máximo rival. Dos golpes muy duros de los que el equipo cántabro necesita levantarse cuanto antes, porque aquí no hay tiempo que perder y las sensaciones, a día de hoy, necesitan ser mejoradas. Y los de Viadero tendrán que ponerse de pie a domicilio, con dos partidos consecutivos lejos de los Campos de Sport de El Sardinero. Sporting B y Leioa son los próximos frentes de batalla.
(De "EL DIARIO MONTAÑÉS")
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