El Mirandés sigue erre que erre en su camino hacia Segunda. Hay que tener los pies en el suelo y por eso hay que seguir jugando los 90 minutos que restan con humildad. Como dirá o habrá dicho ya hasta la saciedad después del 4-1 al Cádiz el mister Carlos Pouso, todavía no se ha ganado nada. Y tiene razón el mister. Todavía faltan 90 intensos minutos que pueden determinar que el equipo rojillo toque el cielo cuando estuvo cerca de él en el mes de junio de 1979 cuando en los dos últimos partidos de Liga, con un empate en Tenerife o un empate en Anduva ante el Langreo, al equipo de Pedro Mari Beascoechea le hubiera bastado para ascender a Segunda en la Liga regular. Pero contra todo pronóstico el Mirandés perdió los dos partidos por 2-1. Así que hay que estar con la lección bien aprendida. Y también contra todo pronóstico, allá por cualquier mes que ha marcado el calendario liguero, el Mirandés está a hora y media de alcanzar la gloria futbolística. Pero ya habrá tiempo de seguir con esta euforia controlada durante la semana que comienza mañana.
Vaya por delante que el gol de Pablo puede valer su peso en oro y que puede significar tal vez, el mejor regalo de Boda que pueda recibir el jugador burgalés, ya seis temporadas defendiendo la camisola rojilla.
Pues esperemos que su séptima temporada sea en Segunda.
1 comentario:
Ayer me acorde mucho de tí en el Pedro Escartín!
Muchos nervios! Y que grande es la afición rojilla!
un abrazo y nos vemos el domingo
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