Cruel guion para la batalla de El Sardinero (3-2)
Los rojillos cayeron con dos goles en los últimos diez minutos que ensuciaron el gran partido de los visitantes ante el equipo más poderoso de la categoría.
Surrealista. Cruel. Y tremendamente injusto. El C.D. Mirandés no mereció caer hoy en El Sardinero. Lo hizo. Fruto de dos goles en segunda jugada en sendos balones parados. Antes, los de Miranda de Ebro habían hecho lo más difícil: remontar. Claudio igualó el tanto inicial de Sergio Ruiz antes del descanso. Matheus, en el 71, hacía estallar la alegría en los más de 500 rojillos desplazados. Una alegría que hizo más cruel el final. Óscar Gil y Jon Ander como verdugos. El último en el 93. Sin tiempo siquiera para pensar qué extraño guionista había ideado este final. Impensable. Cruel. Sí, tremenda,ente injusto.
Mucho respeto entre ambos conjuntos. Cuatro puntos de diferencia antes de que el árbitro hiciese sonar su silbato en un ambiente más propio de otra categoría -también lo eran los equipos-. Diez mil personas vivirían uno de los mejores enfrentamientos de Segunda División B. Posesión discutida. Lo esperado. Mejor el C.D. Mirandés durante los primeros diez minutos. Cambio de testigo durante los quince posteriores. Si los rojillos no certificaron su superioridad, sí los verdiblancos, con el tanto que abría el marcador en el 21. Sergio Ruiz, desde el balcón del área. La clave estaba en la posesión. Así que el C.D. Mirandés volvió a ganarla. Y a partir de ahí, el empate. Claudio Medina. Intratable en el área. Suave. Colocado. De interior. Pegadito a la cepa del poste. Gol. Descanso.
Todo como al inicio, pero con 45 minutos menos. El segundo acto dictaría sentencia. Se buscaba ganador porque a ninguno de los dos equipos le valía el empate. Mandaban los locales en la reanudación. De nuevo por la posesión. Quien la tenía, elegía. Y ahora lo hacía el Racing. A arreones. Enzo, en el 51, mandaba su punterazo desde el pico del área desviado por el palo izquierdo. No tuvo que intervenir ahí Limones. Sí cuatro minutos después, para salir a tapar la caída de un córner y hacerle pequeña la portería al delantero. Y en el 63, Paris se vestía de portero tras un choque en la salida del guardameta rojillo que lo dejó vendido. Ahí estuvo el lateral para tapar en la misma línea. Eran los mejores minutos del Racing, probablemente en todo el partido. Y precisamente ahí, el tanto del C.D. Mirandés. Llevaba cinco minutos sobre el campo Matheus. Y gol. Antes ya había supuesto una pesadilla para los centrales. Y culminó con un disparo mordido que, aunque pegó en la zaga, nadie impidió que entrase. Remontaba el C.D. Mirandés.
Restaban exactamente 19 minutos de partido y el guion más cruel posible. Y eso que Yanis pudo sentenciar en el 77 con un disparo franco y sin oposición desde dentro del área que no acertó a dirigir. Sí dirigió Óscar Gil en el 84. Con la fortuna, eso sí, de que se encontró con un balón a un metro de la línea de gol solo para empujar. Córner servido por los locales desde la derecha que en segunda jugada elegía quedar en bandeja para el empate. Inercia positiva para los locales, con 9.000 personas alentando. Y de nuevo, con más fortuna y corazón que justicia, el tercero. En el 93. Jon Ander. De nuevo balón parado -esta vez un libre directo- y el rechace servido para el delantero racinguista que empujaba a portería vacía. El guion más cruel para uno de los mejores partidos de la temporada de este C.D. Mirandés. Mereció más
No hay comentarios:
Publicar un comentario