Por fín y después de haber perdido los tres partidos disputados en Atocha de forma consecutiva, el Mirandés conseguía un meritorio empate a un gol en la temporada 1962-63, concretamente el sábado 30 de marzo de 1963. Esto es parte de lo que escribía "Melara", un día después en la página 16 de "El Diario Vasco":
SOBRE UN ATOCHA CONVERTIDO
EN IMPONENTE BARRIZAL
EL SANSE Y EL MIRANDÉS
disputaron un duro encuentro que acabó en empate (1-1)
La verdad es que no se podía pedir más de lo que hicieron los 22 contendientes en el partido de ayer en Atocha. Las intensas ráfagas de viento y lluvia a lo largo de casi todo el partido, la gran cantidad de agua almacenada sobre el piso y que al transcurrir la lucha se convirtió en una enorme "chocolatada", con lo que debía pesar el balón, creemos que fueron suficientes dificultades para considerar que cuanto llevaron a cabo donostiarras y castellanos tiene, además de meritorio, la nota de aceptable.
No era posible, no--riánse ustedes cómo estará esta tarde Atocha--eleborar otro fútbol en aquel barrizal que patadón y adelante. Y eso se intentó por uno y otro bando en una refriega que no tuvo ni vencedores ni vencidos. Empate a un tanto. El primero conseguido por Iborra (transcurridos los 43 minutos) culminando por bajo un pase de Chola, cuando Irure intentaba una salida a la desesperada, y el de la igualada, producto de un corner- el tercero sacado consecutivamente por Elósegui- que De Diego remató de cabeza limpiamente a la red por una escuadra. Corría entonces la media hora del segundo período, y fue de aquí al final cuando el "Sanse" tuvo la victoria a sus pies en un dominio aplastante, con el Mirandés encerrado en su campo y buscando por todos los medios el pasar el mayor tiempo posible sin el balón en juego.
Pero creo sinceramente que no hubiese sido justo el triunfo local. Y lo creo así porque a un lado que Solana hiciera una gran parada a corner a cabezazo de De Diego, y que el meta de Miranda tuviera más complicado trabajo que Irure, lo cierto es que el Mirandés llevó a cabo su labor defensiva con gran acierto.
En la crónica destacan a Uncilla, al que le dan nota sobresaliente, lo mismo cuando guardó el centro del campo que a la hora de intercalarse entre la defensa. Después del elgoibarrés, el defensa Pálix, que con el tres a la espalda fue un medio batallador, duro y de una correa admirable. Buenas maneras en Aguirre, seguro Solana en sus intervenciones y demasiado impulsivo Gonzalo, a quien al final no lo hubiera reconocido su mejor amigo. ¡El barro que se llevó encima a la hora de ir a la ducha...!
Regular arbitraje del señor Arrese.
"SANSE".- Irure; Mendizábal, Martínez, Galdós; Elícegui, Lasa; Elósegui, Del Campo, De Diego, Ferreres e Irastorza.
MIRANDÉS: Solana; Gonzalo, Gonzalo, Ibarlucea, Pálix; Uncilla, Jáuregui; Chola, Echeandía, Sabas, Aguirre e Iborra.
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