La derrota del Rico Pérez, más por inesperada que por significativa, ha
envuelto a Las Palmas en un halo de duda y desesperanza que no se justifica a
mediados de noviembre. Quizás el descrédito se argumente en que el equipo de
Lobera es víctima de un trastorno bipolar que aún no le ha permitido explorar
todas las virtudes que se le presupone a una de las plantillas con más nombres
de la categoría.
Pero no es menos cierto que las decisiones del propio entrenador, y sus
inseguridades, han ayudado a alimentar ese desconcierto que no solo ha
contagiado a la afición, sino que ha confundido a sus propios jugadores tras
trece semanas de competición consumadas. Rotaciones, ha justificado el
profesional aragonés para explicar el baile únicamente en una parcela, la
defensa, estratégica en la estabilidad y competitividad de cualquier equipo. Y,
sin cohesión, no hay estilo.
Para poner orden Lobera recupera a Apoño. El centrocampista malagueño se ha
erigido en oráculo e imán de un grupo en ocasiones desnortado y sin
alternativas. Sin haber desplegado su fútbol en plenitud, la indudable
influencia de Apoño, tanto en el engranaje como en identidad, ha generado el
debate de su dependencia. Mal asunto cuando se celebra con confeti el regreso de
un futbolista en un sistema colectivo mancomunado.
Tampoco debería notarse contra el humilde pero aseado Mirandés la ausencia de
Masoud, quizás el futbolista más regular, con permiso de Barbosa, y efectivo en
lo que va de temporada. Su convocatoria con Irán (0-3 ayer a Tailandia) abre la
puerta a una infinidad de combinaciones dadas las vacilaciones del entrenador
en el once. Y como la incertidumbre agrieta cualquier proyecto que busque hacer
historia, Las Palmas necesita un triunfo convincente, en resultado y forma, para
resarcir la última decepción y despejar desconfianzas.
Las Palmas: Barbosa; Ángel López, Deivid, David García, Xabi Castillo;
Vicente Gómez, Apoño; Asdrúbal o Nauzet Alemán, Valerón, Tana; y Chrisantus.
Mirandés: Prieto; Flaño, Caneda, Gaspar, Ríos; Nagore, Iván Agustín; Iriome,
Mújika, Pablo Infante; Díaz de Cerio.
Árbitro: José Ramón Piñeiro Crespo (Comité Asturiano).
Estadio de Gran Canaria.
Hora: 19.00
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