A la izquierda la dedicatoria que me hizo de su libro "La casa de los cánticos" y a la derecha la foto de quien tanto hizo por Miranda y los mirandeses: ALEJANDRO ALMARCHA GUERRERO, que falleció ayer día 19 de enero.
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Según un film español de no hace muchos años, "Las bicicletas son para el verano", pero si retrocedemos a los años 40 , 50 y 60 las bicicletas eran para ir a trabajar a Fefasa, como nos recordaba el artista madrileño/mirandés Alejandro Almarcha en una entrevista que le realizábamos en octubre de 1998 en "MIRANDA 7 DIAS":
--Yo recuerdo, siendo un chaval, ver descender del autobús de la empresa FEFASA a varios trabajadores junto a la iglesia de San Nicolás. Antes de ir a comer hay que frecuentar más de un bar para tomar el "blanco" y cambiar impresiones con Bodegas (el apuntador), Melchor, Mariñán, Fortea.. y otros. Háblanos Alejandro, de aquellos inolvidables años de la vida social mirandesa.
-- Antes que el autobús, que fue un lujo posterior, íbamos en un camión descubierto, al que un buen día añadieron una armadura tubular y un toldo de obras durante el invierno. Para bajar nos ponían una escalerilla enganchada en la cartola. Ibamos muy serios, en fila de bancos de catequesis, recordando a unos partizanos al frente, solo que sin fusil. ¡Ah...! Los jefes se trasladaban en diligencia pequeña tirada por un caballo con collera de cascabeles y cochero al pescante. Aunque nunca les salió ningún indio en el puente de Bayas. A veces, si era con la hora justa, atajaba por las campas desde la plaza de toros hasta la caseta del fielato en la carretera de Logroño.
Sí, entonces se "chiquiteaba". Un vino costaba diez céntimos. Se cruzaban cuadrillas de ocho a diez amigos por las calles más concurridas, cosidas de tabernas, tales como la de La Reja, o el Olmo, la llamada "Ruta de los elefantes", por aquello de las "trompas" Por aquel entonces yo ganaba 350 pesetas al mes como delineante.
Los jóvenes de hoy "alucinan" con su argot de --"Jo, tío, qué pasada, pringao, etc."
La calle Real Aquende era el paseo diario, desde la iglesia, hoy del Espíritu Santo, entonces en ruinas quemadas, hasta la esquina de la Librería de Angulo, sin asomarse a la calle de Santa Lucía por el frío. La estrecha calzada inundada de chicas y chicos. Ellas del brazo y los chicos delante o detrás. Porque a ver quien era el guapo que se atrevía a dejar la cuadrilla sin lloverle burlas durante toda la semana. Así, que la muchacha que nos gustaba, poníamos ojos de carnero cuando se cruzaba en la rueda o vuelta del paseo, que era a su vez carretera general hacia La Rioja. Claro ,que pasaba un camión o dos en toda la tarde del paseo de 7 a 9, porque a las 10 todos estábamos en casa. Hablo de mis 19 años.
También se paseaba mucho por la carretera de Orón, bordeada de enormes castaños, nogales y robles, enfajados con pintura a la cal, como señalizando su condición de carretera general.
Ibamos a bañarnos frente a los pinares, olorosos y frescos en veranos, camino de Cabriana. Hoy es una desolación.....
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Almarcha nace en Madrid el 23 de agosto de 1921 y cursa estudios de segunda enseñanza en el Instituto de Avila y pintura en la Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid. Expone por primera vez en Pamplona veintidós óleos con favorabla acogida. Ingresa como proyectista de Arquitectura en FEFASA, simultaneando trabajos de decoración y exposiciones de sus obras en las principales ciudades españolas, francesas y sudamericanas.
Poseedor de numerosos premios, entre los que destacan: Segunda Bienal Hispanoamericana de la Habana (Cuba), Certamen Nacional de Pintura y Escultura de Almería, El dibujo español en la Galería Noresut de Caracas (Venezuela), Primera Bienal de Arte Contemporáneo Español en el Museo Galliera de París, España vista por sus artistas en Puerto Rico, etc.
En el orden literario ha publicado: Sonetos llenos de Miranda, Miranda despertar de cien caminos, El reloj de nieve, Centinela del alba, y El largo sueño del agua.
Relatos breves como El Chapero, La capea y El Pintor invisible. Y en novela corta: Vendedor de humo, La Casa, El Ciprés, El Mar, Mariposa negra, cuentos tales como La nocje ilumninada, El resucitado y El Precio de la fama.
Es autor del monumento a Juan el Ermitaño, de piedra caliza y de los proyectos Homenaje al Ferrocarril y El Sanjuanero y Sanjuanera, en bronce patinado.
Ha realizado al Cuadro Artístico Mirandés desde el año 1941 hasta los años sesenta. Y ha recitado poemas propios y ajenos en numerosas ocasiones teatrales y radiofónicas.
Colaborador asimismo, en "Miranda 7 Días" en los años noventa.
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A ALEJANDRO ALMARCHA
No es fácil explicar en unos versos,
la trayectoria artística y humana
de Alejandro, que todo lo engalana,
descubriéndonos nuevos universos,
con sus libros, sus cuadros y esculturas.
Inmensa es tu labor, bella y grandiosa,
y de ella destaca primorosa,
elevando tu genio a las alturas
preñada de cariño y poesía,
la que hiciste a Juan a nuestro Santo
sobre una colina, allá en lo alto
presidiendo la magna Romería.
Porque ese monumento al eremita
en la agreste belleza montañera,
es tu obra más genial, la más señera
y seguro que Juan, allá en su Ermita,
te colmará de amor y de atenciones,
al tiempo que Miranda te agradece
esa obra que a todos engrandece
como muestra de nuestras devociones
hacia Juan, el Romero, el Sanjuanero,
al que todos tenemos como Santo,
si es o no lo es, no importa tanto,
si por Santo, lo tiene el Pueblo entero.
Alejandro, te ofrezco este bagaje
en forma de modesta poesía,
con motivo de ese pasado día
que a tu persona rindieron homenaje.
Salvador Moneo Gómez
(Publicado en "Miranda 7 Días", octubre 1995)
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Las honras fúnebres tendrán lugar mañana viernes a partir de la 3,30 de la tarde en la Iglesia Parroquial de San Nicolás de Bari.
A sus hijos Alejandro y Gustavo Adolfo, hija política Rosa Maria Orive, nietos Rebeca, Gustavo y Alejandro, la sincera condolencia de "MIRANDA DEPORTIVA".
Alejandro Almarcha, todos sentimos tu marcha....... Descansa en paz....!